“Aquí está ante ustedes mi cachorro,
que ahora forma parte de nuestra familia”
Domme Jaguar al presentarme ante sociedad.
Estás ahí cachorro {JG} antes de ser presentado ante tu nueva familia; como marejada llegan los recuerdos y la felicidad que se han forjado en los últimos meses de tu existencia; ¡mira!, ¡por ahí!, ese fue el día en que conociste por primera vez a tu Diosa, ¡qué hermosa! Sientes como tus rodillas se doblan y a tu mente viene aquella primera sesión, donde la magia de sus palabras, el arte de sus azotes, la seducción de su piel y la fuerza de su voluntad cambiarían para siempre tu existencia.
¿Puedes oír ese sonido? ¿Lo recuerdas? ¡Sí! Se trata de la segunda sesión, aquella donde cargaste en brazos a tu Ama para evitar que sus hermosos pies tocaran el piso sucio, ¿pero qué es eso? ¿Hay una lágrima en tus ojos? No debes llorar, alégrate, hoy es un día de gozo, las lágrimas hazlas a un lado.
¡Espera! ¡Ambos conocemos ese olor! Es una exquisita fragancia, se trata de las medias de tacón cubano de tu Dominatrix, aquellas que sobrecargaron tus sentidos en esa brillante sesión donde te percataste que estabas ante una verdadera Diosa; justo en este instante volteas y la ves sonreír, aun con todo el estrés de la ocasión te relajas y también lo haces.
Y así, de golpe, llega ese sabor a tu boca, el sabor a éxito, a victoria, el sabor que probaste en esa sesión donde conociste el calabozo de tu Diosa, donde paladeaste sus instrumentos de castigo, ¿verdad que el potro es delicioso? ¡Apuesto que te gustó más las cuerdas de suspensión! Sí, tienes razón, el sabor más delicioso fue probar los pies de tu Ama.
Finalmente llega el momento dónde vas a conocer a tu nueva familia, éste es el día marcado en el cual la confianza y la aprobación de tu Diosa se materializarán en un collar, símbolo de entrega, confianza y amor, lo que más me conmueve y me enorgullece de ti y de mí es que tu devoción por ella no tiene límite, has logrado liberarte de las trabas de tu cuerpo físico y ahora, gracias a tu Diosa, eres parte de la armonía cósmica.
Se abre la puerta, ves el rostro de los presentes, miedo y concentración se mezclan, la determinación surge en tí con el objetivo de inmortalizar este día, ¡vamos sumiso! ¡Dale a tu ama un lienzo adecuado para que plasme su talento! ¡Muestra lo que has aprendido bajo su guía!, ¡Hazle saber a tu nueva familia que tienen a un nuevo integrante que se ha ganado el derecho a formar parte de ella con cariño, dedicación y esfuerzo! Y lo más importante, ¡enorgullece a tu Diosa!
Sientes las pinzas sujetando tus pezones, cada azote que recibes te acerca cada vez más a esa tierra prometida, no sabes por qué, pero hay una fuerza que te guía instintivamente; te percatas que ahora hay más de veinte pinzas en tu miembro y testículos, el dolor se vuelve éxito.
Ahora tu Ama reclama su tributo de adoración de pies, lo haces con cuidado y entregándote al vértigo de la situación, estas entre dos mundos, el material que te rodea y el de la realidad disoluta, justo en ese momento ambos se fusionan en un collar, en el signo que marcará tu vida por siempre, en tu tótem.
La ceremonia casi llega a su fin, sabes lo que se aproxima, el mundo se detiene, tu alma tiembla de alegría y felicidad, miras a tu Diosa colocarte el collar que es símbolo de compromiso perpetuo, de lealtad total y de amor en su más pura expresión, la luz finalmente ha llegado a tu vida y con ella me permite saludarte y decirte ¡bienvenido!
¿Quién soy? ¡¡Adivinaste!! Soy la armonía cósmica que siempre vivió en ti y finalmente has liberado.
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